“¿Su marido está cansado de que Ud. le queme las tostadas? ¡Pruebe nuestra nueva y mejorada Tostadora 2000! Es lo ideal para amas de casa inteligentes. ¡Esta máquina sí que puede brillar!”. Esta publicidad televisiva de los años ’50, en blanco y negro, expone su machismo dentro de WandaVision, la serie de superhéroes de Marvel que este viernes 15 de enero se estrena en la plataforma Disney+. Su matrimonio protagónico (la Bruja Escarlata y el androide Vision) irá atravesando el pasado de la pantalla chica, década tras década, hasta materializar el presente de la TV con su gran poder: el dominio del streaming y de la magia digital.
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Es lo que busca encarnar WandaVision, a la par de su trama fantástica. Es la primera serie live-action de Marvel que llega a Disney+ y busca ser un puente entre la cultura televisiva tradicional y el demandante consumo de ficciones on-demand por streaming, en casa, en tiempos de cines cerrados y de resguardos globales por la pandemia. ¿Qué mejor que simbolizarlo con «una pareja inusual», como se ven Wanda Maximoff (Scarlet Witch) y Vision, con habilidades y personalidades que trascienden todos los cánones de los matrimonios en TV blanco y negro o en color? En su vida casera en la localidad suburbana Westview, San Diego, ambos querrán ocultar sus poderes a sus vecinos. Pero quizá sean ellos los que están siendo engañados.
Con inteligencia narrativa y una gran estrategia audiovisual, Marvel, Disney y el showrunner y guionista Jac Shaeffer desarrollaron WandaVision como una combinación de registros televisivos sin límites generacionales: el género de superhéroes, las comedias de situaciones de los años ’50 en adelante, el romance televisivo moderno, el drama y hasta la ciencia-ficción distópica, que puede hacer acordar tanto a la original La dimensión desconocida (que fue de 1959 a 1964) como a la actual Black Mirror. ¿Todo esto en una ficción de gente con superpoderes en medio de desafíos urgentes o infinitos, muchas veces del espacio? ¿Qué es WandaVision?
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Eso y mucho más para cautivar -o atrapar- a los espectadores a un click de distancia, en sus dispositivos digitales. Queda claro, ya en los dos episodios que Disney+ subirá este viernes (los siete restantes llegarán, de a uno, los viernes siguientes). La bruja Wanda (Elizabeth Olsen) y el humanoide indestructible Vision (Paul Bettany) remiten sin dudas a la magia y a la ciencia-ficción, y Marvel captó allí un ingenioso disparador para recrear en la serie el tono, los temas y los escenarios de sitcoms estadounidenses de los años ’50, ’60, ’70, ’80 y ’90. Así como el tránsito de la TV del siglo XX al XXI, hasta llegar a hoy.
Por eso estos dos episodios transcurrirán en blanco y negro, con escenas, diálogos y gags que pueden evocar, con ironía, a comedias de los ’50 y ’60 como I Love Lucy, I Married Joan, The Honeymooners, El show de Dick Van Dyke, por nombrar sólo a cuatro en un constante juego de referencias (hay, al menos, veintes series en las que se inspira WandaVision, abiertamente). De fondo se oirá al público aplaudiendo y riendo, como en toda sitcom clásica o más contemporánea. La nostalgia -sin fronteras de edad- es uno de los rasgos que explota la TV de la actualidad, y que el streaming, con sus posibilidades impensadas años atrás, hace realidad. Allí mismo gira WandaVision.
Sólo que ellos dos vienen de varias películas fastuosas de superhéroes de Marvel. Ese cruce de estilos podrá desorientar a los impacientes, pero es el brillo de la serie. En su imitación de matrimonios de otras épocas, Elizabeth Olsen y Paul Bettany logran una perfecta interacción cómica, la cual se había visto en otros personajes de Marvel, pero no en ellos. A la par de la ductilidad humorística de los guiones, ambos rozan su esplendor actoral como este dúo superpoderoso que comienza a dudar de esa misma realidad que los envuelve. Miran la televisión dentro de la serie, se miran a sí mismos y dudan de su propia condición de personajes de antaño en blanco y negro.
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Los espectadores, que saben que WandaVision transcurre luego de los sucesos del filme Avengers: Endgame (2019), se preguntarán lo mismo que la pareja a medida que transcurran las situaciones cómicas y luego enigmáticas (cada episodio no dura más de media hora). ¿Quién los puso allí? ¿Cómo es que Vision está de nuevo con Wanda -y lleva la Gema de la Mente-, si había muerto en Avengers: Infinity War (2018)? ¿Qué datos cotidianos son la llave para cambiar de época televisiva en Westview? Mientras no lo resuelvan, Wanda usará su poderes telequinéticos y telepáticos para mover objetos, hacer varios trucos, cocinar y limpiar la casa: hacer reír sin cuestionar. Como en las series Hechizada o Mi bella genio.
En Internet abundan las teorías sobre los responsables de la extrañeza que viven Wanda y Vision en esa amplia casa típica de la clase media de los ’50 y ’60. Se habla de una conspiración o simulación a cargo de Hydra, la organización terrorista paramilitar que gravita en el Universo Cinematográfico de Marvel (MCU) desde su inicio en Capitán América: El primer vengador (2011). También se analiza el rol de S.W.O.R.D, la agencia especializada en prevenir amenazas extraterrestres (la contraparte de la terráquea S.H.I.E.L.D., con Samuel Jacskon como Nick Fury), y que ya había tenido su aparición en las escenas post-créditos de Avengers: Infinity War, así como en Capitana Marvel (2019).
Entre lo que puede adelantarse, los dos primeros episodios muestran, como corresponde, a los actores secundarios que sustentan la estructura y el género de comedia a la par de los protagonistas. Kathryn Hahn encarna a Agnes, la típica vecina entrometida, que aquí parece ocultar algo, y la afroamericana Teyonah Parris interpreta a Monica Rambeau, la amiga fiel de Wanda Maximoff. Pero aquélla podría ser una agente de S.W.O.R.D (u otra superhéroe, ya que en los cómics surgió como la segunda Capitana Marvel y luego fue cambiando de alias).
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Al parecer, ni ellas ni el resto de los personajes alrededor de la pareja saben qué poderes tienen Wanda y Vision. ¿O eso creen ambos erróneamente? En el tercer episodio, la comedia de enredos pasará a las comedias en color, de fines de los años ’60 y de los primeros ’70, la psicodelia y todo lo demás. Para capítulos posteriores se anuncia la aparición de Kat Dennings, como la científica Darcy Lewis (ya vista en los filmes de Thor) y de Randall Park como el agente del FBI Jimmy Woo (quien estuvo en Ant-Man and the Wasp, en 2018). E incluso podrían tener cameos estrellas impensadas. Habrá que esperar hasta los episodios más avanzados. Los tres primeros llegan hasta los peinados sueltos y los looks más liberados de los años ’70. ¿Cómo se verán luego los ’80, la década que alimenta la mayor nostalgia del streaming?
Así, WandaVision, la ficción de esta «pareja inusual» entre una bruja atormentada y un androide ultra-inteligente, dejará colar estratégicamente los nudos dramáticos y las sospechas del presente real en el que se encuentran, en sincronía con el comienzo de la Fase 4 del Universo Cinematográfico de Marvel. La misma que continuará con el lanzamiento en Disney+, el 19 de marzo, de la serie The Falcon and The Winter Soldier, y la llegada a los cines, el 7 de mayo, del postergado filme Viuda Negra (Black Widow, con Scarlett Johansson).
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En este contexto, WandaVision tiene el desafío de lograr que las extrañas aventuras matrimoniales de la Bruja Escarlata y de Vision sean atractivas para todo público.
Hacer desear que ambos escapen de la puesta en escena televisiva en la que están inmersos. Comprender para qué sirve rememorar las comedias de décadas pasadas: homenajear al mejor humor sin vencimiento, pero no dejar de recordar aquellas publicidades machistas que reproducían desigualdades de género.
Porque la verdadera TV del futuro es la que mira críticamente hacia atrás para mejorar. Como insinúa el remate de aquel aviso de 1950 sobre la Tostadora 2000, en una clara referencia a Iron Man y a la misma Marvel: «Olvida el pasado. Este es nuestro futuro. Fabricado por Industrias Stark”.
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